Las labiadas son plantas representadas por al menos 17 especies en la Sierra. Se trata, de plantas entre herbáceas y semi-arbustivas (según especie), por lo general con tallos finos, hojas cortas y estrechas y con un tipo de flor característico conocido como flor labiada (bilabiada). Este nombre se debe a su apariencia de dos labios, arriba y abajo, entre los cuales se hallan los estambres y pistilo, que a menudo sobresalen de dichos labios. El labio de arriba suele ser alargado en vertical mientras que el de abajo suele ser ancho, ya que tiene la función de ser la “pista de aterrizaje” de los insectos y estar dividido en tres lóbulos.
En muchas de las especies de esta familia hay que echarle imaginación para ver “los labios” por lo que es de bastante ayuda oler las hojas, que suelen ser aromáticas. Otra forma de reconocer a esta familia es la forma en la que se disponen sus flores, llamada verticilos. Se trata de estructuras circulares que contienen un numeroso grupo de flores, situadas a la misma altura. Si hay varios verticilos contraídos en la misma altura recibe el nombre de verticilastro.
A nuestro juicio, el espliego es la especie en la que mejor se observan los labios de este grupo de plantas aunque también son patentes en romero, los distintos rabos de gato, ajedrea y oreja de liebre. Otras plantas que pertenecen a esta familia son el manrubio, el tomillo y las diferentes zamarrillas o teucrios, de los que hablaremos en otra publicación.
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