Son plantas introducidas aquellas que crecen en un lugar en el cual no lo hubieran hecho sin la acción de los humanos, es decir, han sido plantadas a propósito, generalmente con un estudio de aspectos a favor y en contra. Otra opción es que hayan crecido por un descuido o por cercanía con terrenos de cultivo. En este caso, tiene muchas papeletas de producir alteraciones del ecosistema natural y se le considera planta invasora.
El principal ejemplo de planta introducida en la Sierra de Callosa es el pino carrasco. Sí. Quizá la planta más reconocible para los callosinos es una planta que “no tenía” que estar ahí ya que no crece de manera natural en el ecosistema. Lo explicamos a continuación.
En 1957, el ICONA (Instituto para la COnservación de la NAturaleza) realizó una repoblación de pino carrasco con el objetivo de frenar la erosión y disminuir el riesgo de avenidas por lluvia. En aquel momento, apenas se tenían en cuenta aspectos como el valor de los ecosistemas, las especies de valor botánico y no alterar el medio. Además, después de la riada de 1987, se decidió hacer una segunda gran repoblación de pinos, dando lugar entre ambas a las pinadas de La Pilarica y la Cueva Ahumada que conocemos hoy, de unas 18 hectáreas. Pero la Sierra de Callosa no es el hábitat donde crecen bien los pinos y el tiempo lo acabó demostrando.
Desde hace unos cinco años se aprecia en la comarca de la Vega Baja el avance de una plaga de barrenillo (también conocido como “Tomicus”) que afecta gravemente a los pinares, ya que provoca la muerte de los pies por alimentación de las larvas. Estos insectos, emparentados con los escarabajos, aprovechan la debilidad de los pinos para atacar. Los primeros síntomas son el amarilleamiento de las copas y después, el árbol muere, quedando de color marrón.
Se trata de pinos que, a menudo, encuentran dificultades para crecer debido a que necesitan más precipitaciones de las que se producen en Callosa de manera normal y eso los debilita. Además, el tipo de suelo de la Sierra tampoco es el apropiado para que estos pinos vivan en buenas condiciones.
La solución propuesta desde hace unos años es la repoblación con ciprés de Cartagena, un árbol menos exigente en cuanto a las condiciones de suelo y lluvia.
Otro árbol introducido es el algarrobo, posiblemente con fines alimenticios hace muchos años. De momento no se ha visto que esta planta suponga una alteración para el ecosistema y además crece bastante bien.
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