Un iberoafricanismo es una especie que sólo se encuentra en el sur de la Península Ibérica y en el norte de África como resultado del tiempo (en la era geológica) en la que ambos territorios estaban unidos. La existencia de iberoafricanismos demuestra que, aunque dos lugares se separen, pueden seguir albergando los mismos seres vivos que cuando eran uno solo, ya que las condiciones climáticas y demás factores externos siguen siendo prácticamente los mismos.
El principal caso en la Sierra de Callosa es la cornicabra. Un arbusto de aproximadamente más de un metro de altura, corteza seca, enmarañada y ligeramente punzante, hojas verdes de contorno redondeado y flor granate con 5 pétalos. La forma del fruto se asemeja a los cuernos de las cabras, de ahí su nombre común.
Su principal característica es que se trata de una planta de hoja caduca de verano, es decir, pierde las hojas cuando llega el calor, dando aspecto de planta seca.
El lugar donde es más habitual verla es la ladera donde se encuentra la cueva conocida como Cueva Ahumada. En dicha ladera, la cornicabra ocupa más de la mitad de la extensión. Además, los individuos tienden a agruparse dando sensación de que hay un único “mega-arbusto” y creando en su interior un microclima fresco donde se pueden ocultar los insectos. En verano, otorgan su color marrón característico a dicha zona de nuestra Sierra. El hecho de que éste sea el mayor foco de cornicabra de la Comunidad Valenciana es el principal motivo por el que se concedió la Microrreserva de flora de la Cueva Ahumada.
Otros iberoafricanismos son el oroval, bastante frecuente en toda nuestra Sierra y la flor de estrella, más complicada de ver y peculiar por florecer en verano.
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