Llamamos plantas bulbosas a aquellas que presentan unas estructuras subterráneas llamadas bulbos, y que son engrosamientos del tallo que funcionan como órganos de reserva de nutrientes. No hay que confundir bulbos con tubérculos, siendo la principal diferencia que en los bulbos se aprecian restos de las raíces y en los tubérculos, no.
Algunos bulbos reconocibles por todo el mundo son los ajos y las cebollas, mientras que los tubérculos son las patatas. Ver imagen.
Encontraremos bulbos principalmente en plantas monocotiledóneas (repasamos aquí sus características), llegando a ser una característica diagnóstica de buena parte de este grupo, y en ellas nos centraremos en este artículo, aunque también hay dicotiledóneas que presentan algo semejante a bulbos. No obstante, debido a que para ver el bulbo hay que arrancar la planta entera, desaconsejamos totalmente recurrir a este recurso con las plantas del Paraje Natural Municipal de Callosa.
Comenzamos el análisis de estas plantas con un género que cuenta con 3 especies en la Sierra: las varicas de San José o gamoncillos. Se trata de 3 especies diferenciables básicamente por su tamaño, habiendo una claramente más grande y gruesa, una muy fina y pequeña y otra intermedia. Las 3 tienen una fuerte dependencia del invierno, siendo la más pequeña la única que puede aparecer en épocas de abril.
Otro género con 3 especies es el de los ajos. Aunque en la Sierra no hay ajo común del que se comercializa, podemos encontrar ajoporro y ajo negro. El ajo negro es más pequeño y fino y tiene flores de un color morado intenso, mientras que el ajoporro tiene variedades blancas y rosadas y es de mayores dimensiones.
Las esparragueras cuentan con 2 especies y también tienen unas raíces tuberosas que podemos llamar bulbos a grandes rasgos. La esparraguera blanca (imagen izquierda) tiene un tallo más endurecido. En este género queremos resaltar la presencia de cladodios, unas espinas duras y resistentes que aparecen en el tallo. Al contrario de lo habitual en las monocotiledóneas no gramíneas, este grupo no tiene flores vistosas.
Las restantes, las ordenamos en 2 grupos en función de la vistosidad de sus flores:
- Vistosas: Patica de burro (izquierda), gladiolo (derecha) y orquídea abejera (bajo).
Las orquídeas abejeras son un grupo de especies que reciben ese nombre porque sus flores se asemejan a los cuerpos de las hembras de algunas especies de abejas y avispas. En concreto, esta que se encuentra en Callosa imita a una especie de avispa (Dasyscolia ciliata). Esto le sirve a la planta para atraer a los machos de las avispas y utilizarlos así en su proceso de polinización (imagen derecha alojada en https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dasyscolia_ciliata.jpg).
- No vistosas: Jacinto bastardo y flor de estrella.
El Jacinto bastardo presenta colores pardos en las flores, lo cual la hace camuflarse bastante bien. Son llamativos sus frutos en grupos de 3 y de color negro.
La flor de estrella es un iberoafricanismo no muy común de ver por la Sierra pero es que, además, florece en unos pocos días de agosto, cuando la cara sur de la Sierra de Callosa se vuelve casi inhóspita por el calor, permaneciendo el resto del año solo con sus hojas acintadas. Esto hace que todavía no tengamos mucha información gráfica de esta especie.
Comentábamos antes que había especies con falsos bulbos y nos referíamos a los hinojos, que también tienen engrosamientos bajo tierra, aunque son de diferente naturaleza que los bulbos de las monocotiledóneas.